“Recuerdo que de pequeña oír a los aviones por la noche y asustarme, oíamos la sirena y entonces me cogía mi madre y me bajaba al refugio, donde vivíamos había dos de bajo tierra, esto era alrededor de 1938-1939”.
“Mi padre estuvo en Belchite y en la batalla del Ebro. Una bomba le cayó al lado y lo enterró hasta los brazos. Al sacarlo le desviaron la columna y lo ingresaron en Valdecilla, en Santander. Para poder ir y pagar el viaje, mi madre tuvo que vender las alianzas de casada. Fuimos en un camión, sin luces por Saltacaballos, un puerto muy peligroso en Cantabria. No podían encender las luces porque enfrente teníamos el crucero Cervera y si nos descubrían nos podían encañonar desde el mar”.
“Tengo el recuerdo de que, en Otxandiano, estaban acampados varios nacionalistas vascos, y pasó el General Mola con aviones y les saco una bandera nacionalista, cuando la vieron, salieron todos a vitorear al ver que los aviones eran de los suyos. Los bombardeó e hizo una masacre en la que murieron muchas personas, entre ellos un familiar directo”.